Lo de El Universo tiene aristas. Expresión libre no es sinónimo de ofensa libre. Otra vez la soberbia al desnudo: los directivos del periódico le piden al ofendido que él escriba la carta de rectificación, o sea pídase disculpas usted mismo; Carlos Pérez Barriga, acompañado del señor Nebot, dijo que dirán “lo que les dé la regalada gana”; el señor Emilio Palacio insiste en que no retira ni una palabra. Cuando Camilo Samán le perdonó las ofensas, lejos de asimilar se mostró prepotente. Al concierto se suma la prensa con titulares de primera plana que –aunque no lo reconozcan– coaccionan a la justicia. La caricatura de Luján, del sábado, sugiere que el juez Paredes tomó su decisión a la espera de una recompensa, ¿pruebas? ¡Ah, la paja en ojo ajeno!