La mediocridad de una persona se evidencia, entre otras cosas, cuando se la acusa de algo y esgrime argumentos, ya sea infantiles, ya sea incoherentes.
Venga al caso el escándalo del Arroz verde 502.
Me parece que una defensa racional de los actos de una persona, no se puede hacer, desde un punto de vista inteligente, diciendo: ahora denme pruebas, demuéstrenme tal o cual cosa.
La verdadera defensa, contundente y transparente, es la de demostrar que no se produjo el acto del cual se le acusa.
En el escándalo mencionado, a los involucrados se les ha escuchado: “yo no me enteré”, “yo no supe nada”, “dijeron que Odebrecht puso presidente, ahora tienen que demostrarlo”, pero en ningún caso se ha escuchado alegatos de que los aportes no existieron, que la acusación es una mentira, ni tampoco dieron argumentos válidos para confirmar sus alegatos de inocencia.
Los alegatos que hemos evidenciado, a mi entender tratan de desviar la atención del hecho mismo, por allí surgió una ex presidenta de la Asamblea a decir que este escándalo no era más que una cortina de humo para tapar el escándalo de los INA Papers. Tampoco argumentó que las denuncias eran falsas.