A propósito del COS

Porque creo que el país debe tener un Código Orgánico de la Salud (COS), me he tomado el tiempo para leerlo en su totalidad y comprender el alcance de las disposiciones contenidas en un documento extenso, con una estructura débil, repetitiva, redactado con ambigüedad en varios segmentos y carente de la obligatoria organicidad que debe tener una ley, eje para alcanzar la vigencia plena del derecho a la salud que involucra a la población de usuarios y a los prestadores de tan importantes servicios.

La campaña ya terminó. La propaganda no debe contaminar el articulado con enunciados propios de esa época. El trabajo de los asambleístas debe fundamentarse con argumentos jurídicos y evidencias irrefutables, hasta donde sea posible, de carácter médico y científico en un marco de convicciones éticas sintonizadas con lo que viven, sienten y transmiten los ecuatorianos de distintas vertientes culturales, religiosas, educativas, económicas y sociales.

La salud como concepto supera con creces a la construcción de hospitales y la entrega gratuita de medicamentos de dudosa calidad. Compete a la sociedad crear un sistema nacional de salud bien estructurado y financiado, sin tomarse dineros del IESS. Ninguna acción en este campo es gratuita, todas tienen su costo y alguien debe asumirlo y cuando ese alguien cree que en efecto es gratuita y no entrega los recursos suficientes de manera oportuna, el resultado es conocido por todos: falta de insumos, de medicamentos, de medios diagnósticos, recursos humanos sobrecargados de trabajo, insatisfechos y sin estímulos para la formación continuada en profesiones que evolucionan en forma impresionante.  

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