Hay cosas importantes que la memoria colectiva no puede olvidar, como es el caso del trabajo que han realizado las entidades religiosas, pues han aportado en gran magnitud para desarrollo de los pueblos en lo espiritual, material, intelectual, cultural.
Uno de esos casos es el de la Compañía de Jesús, fundada por san Ignacio de Loyola en 1540, comunidad que se extendió por todo el mundo con el paso de los años, y llegó a Quito a fines del siglo XVI.
Su labor en nuestro país ha sido de gran significado y ello se puede admirar en la exposición “In Nomine Iesu” (“En el nombre de Jesús”) que se presenta al público en el Centro Cultural de la Universidad Católica de Quito. Ha recorrido ya esa muestra por otras ciudades del país.
Es importante esta exposición porque se puede apreciar la magnitud del trabajo de los jesuitas, desde la Colonia hasta nuestros días, como la obra misionera en el Oriente y en otros lugares, así como la labor educativa con la creación de centros académicos como la misma Universidad Católica y muchos más sin pasar por alto que ellos fueron los creadores de la Escuela Politécnica de Quito habiendo llegado en esos tiempos (siglo XIX) sabios jesuitas como los padres Menten, Dressel, Kolberg, Sodiro, etc.
A ello se suma en lo cultural la construcción de la iglesia de La Compañía, una obra barroca de arte inigualable que engrandece a Quito y el país, amén de la labor social que efectúa diariamente esa congregación religiosa. Es importante visitar esa atractiva exposición.