Administrar el Distrito Metropolitano de Quito requiere de conocimiento basto de cómo se formó la ciudad, su historia, su desarrollo sociológico y dialéctico.
Recordemos que la ciudad de Quito fue declarada patrimonio de la humanidad el 8 de septiembre de 1978, por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (Unesco), por lo tanto es necesario mantener y recuperar los espacios ciudadanos declarados como íconos tanto en el Centro Histórico cómo en el Quito Moderno, uno de ellos es La Ronda que ha perdido identidad y se ha convertido en un bacanal alienante. Detrás de las decisiones políticas están en juego los derechos de las personas que legitiman sus actos, me refiero a las declaraciones ligeras, populistas de convertir el eje central de la ciudad en una avenida llena de monumentos como México, mover o eliminar el Estadio Olímpico Atahualpa que tiene 68 años de vida, causan molestia y son denominativos de improvisación e inconsistencia de nuestra identidad, perturbación que lesiona gravemente nuestra idiosincrasia y nacionalidad. En 140 días de ejercicio en la Alcaldía del Distrito Metropolitano de Quito, las decisiones tomadas y las que pretende incrementar, lesionan a la industria, a las personas, al derecho de transitar libremente por el país, omitiendo negligentemente la solución: del transporte público que continua con sus prácticas de abuso y maltrato; de la seguridad, cuyo ámbito de acción no solo se refiere a las personas y sus bienes, sino a los espacios públicos, de recreación, del ambiente. Su campaña publicitaria es falsa, la realidad es otra, administre la ciudad, que no se repita jamás el periodo 1984-1988.