La anulación matrimonial

El papa Francisco introducirá cambios en el proceso canónico para obtener con mayor celeridad la nulidad matrimonial. Sin embargo, creo que antes deberían revisar las causales para solicitar una anulación.

Varios de los motivos eran aplicables en otra época en la que los contrayentes eran muy jóvenes e inmaduros y en ciertos casos obedecían a matrimonios “concertados” por las familias. Hoy, los jóvenes maduros se casan por decisión propia. Todos conocemos casos especialmente de gente famosa, en los que sus matrimonios se anulan “para dar gusto a la próxima novia que quiere vestirse de blanco” o que después de 25 años de casados “nunca tuvieron conciencia de que la fidelidad conyugal era para siempre”. No pretendamos con la anulación de un sacramento “engañar a Dios” y ¡borrarlo de un plumazo!

Si bien se deberá optimizar el tiempo del trámite en cuanto a burocracia y papeleo se refiere, jamás deberán tratarse las causales a la ligera, deberán estudiarlas a profundidad y dar un veredicto “a conciencia” y no a medida de los interesados; por ello las autoridades eclesiásticas tienen gran responsabilidad y deberán conceder la nulidad en casos justos que sí los hay.

El Santo Padre tiene por delante una tarea muy difícil. A futuro, no puedo imaginar a nuestra Iglesia anulando un matrimonio católico con la misma celeridad con que una pareja se puede casar en Las Vegas.