Las muertes que se producen cada año en nuestro país como producto de los accidentes de tránsito han llegado a límites de catástrofe, es como si cada año tuviéramos una pequeña guerra. Para mí, lo más patético es que las autoridades se limiten a decir que es la embriaguez, el exceso de velocidad, la irresponsabilidad, bla, bla, bla… los responsables de esta sinrazón. Como yo lo veo, la principal causa de esta barbaridad es la ausencia casi total de control policial en las calles, y la total apatía de las autoridades para sacar del analfabetismo vial a casi la totalidad de nuestra población. Aquí todo está sancionado o prohibido, pero yo pregunto: ¿Hay quién controle? Cuando las autoridades endurecen las leyes, y dicen que ahora sí van a hacer un control riguroso, y bla,bla… y no lo hacen, están dando el mensaje implícito para que los conductores irresponsables sigan siendo irresponsables. Honestamente, tengo que decir que ser un conductor amable y responsable aquí es muy difícil. Existe una preocupante anarquía en las calles de nuestro país.
Mientras algunas entidades privadas hacen lo que pueden para educar vialmente aunque sea un poco al pueblo, algo que debería ser trabajo incesante de las autoridades, éstas se limitan a realizar bailecitos educativos. Sepan ustedes autoridades, que los pueblos que han derrotado a la ignorancia, han tenido que trabajar por lo menos toda una generación para tener éxito. Este Gobierno ha gastado sin empacho tanto dinero en propaganda, que resulta absurdo que no haya dedicado algo de recursos para letreros educativos, espacios educativos en TV, radio, etc. Y sobre todo en la Policía de Tránsito, que realmente hace un trabajo bastante precario.
Con algo de nostalgia y envidia recuerdo un enorme letrero a un lado de la supercarretera I-95, al entrar al estado de Connecticut, EE.UU. Este decía: “Bienvenido a Connecticut, conduzca amablemente, la amabilidad es contagiosa”.