Los barrios de Quito claman por arreglo de sus calles polvorientas en verano y lodosas en invierno que ni los buses quieren entrar, calles mal adoquinadas convertidas en socavones, taludes que peligrosamente se deslizan ocasionando daños en las calzadas y próxima destrucción de las viviendas, en toda la ciudad pavimentos llenos de huecos, parques y parterres convertidos en selvas secas y basurales, calles y veredas llenas de vendedores de todo tipo que ofrecen desde un tomate hasta droga, invasión impresionante de extranjeros que utilizan a los niños para pedir caridad cuando este problema estaba erradicado, delincuentes audaces que llegaron con nuevas técnicas para aterrorizar a la población y que no conocen respeto a la autoridad, hay mil problemas en la ciudad, sin embargo el Municipio del Distrito Metropolitano derrocha quinientos o seiscientos mil dólares para festejar a la Carita de Dios, ¡qué alhaja el burgomaestre, no ! (expresión popular muy usada).