En los últimos días nos ha llamado la atención que nuestros adolescentes han adoptado un juego denominado Ballena Azul el cual, luego de cumplir múltiples exigencias psicológicas y físicas inducen a suicidarse.
Esto no es nuevo en la sociedad moderna (de hecho cada Cultura varía en ciertos comportamientos según la época). Una sociedad que se caracteriza por hogares disfuncionales donde los adolescentes ven, escuchan y sufren violencia; no existe diálogo la autoestima está deteriorada obviamente. Ya desde hace 20 años somos testigos del aparecimiento de conductas y comportamientos drásticos en los adolescentes; que producen no solo aumento de consumo de droga, sexualidad, sino también este tipo de actitudes como el “cutting”, pandillas, etc mediante la cual los chicos desfogan su ira y su frustración. No podemos solucionar que las familias tengan la disfunción que antes no se expresaba como hoy, o mejorar lo que viene en las redes pero sí podemos y debemos educar a nuestro hijos, generar la verdadera autoestima que es la mejor defensa para todos estos trastornos; y el Estado debe permanentemente educar mediante los ministerios respectivos.
Es relativamente fácil prevenir y difícil curar. Está en manos de toda la Sociedad que estas conductas “alteradas” no proliferen y se cambien por otras proactivas.