Asumir las funciones públicas como un servicio a la colectividad dispone la Constitución del 2008 de Montecristi; la Alcaldía del Distrito Metropolitano de Quito no es la excepción. Las decisiones que han tomado, en este corto periodo, el Alcalde del Distrito, el Concejo Metropolitano y el equipo de colaboradores, son populistas. La ausencia de un plan de gobierno previo a la calificación como candidato, coherente, en donde la ciudad y sus habitantes sean los objetivos primordiales, son responsabilidades de Burgomaestre, Ediles y Secretarios. Caso contrario, sus acciones y omisiones son de responsabilidad civil y penal.
Aumentar las horas del pico y placa justificando trabajo de repavimentación incrementará aún más el parque automotor; la impronta “Quito grande otra vez”, “Quito es mío”, que por cierto no es original, la fiesta de las luces por los 210 años del Primer Grito de Independencia, el programa de Quitunes, constituyen demostración clara de improvisación y desconocimiento, agrediendo dolosamente a la ciudad y a sus habitantes, que se ha convertido en un mercado las 24 horas del día.
Recuperemos los iconos de la ciudad como la Ronda con música y arte ecuatoriano, el Centro Histórico, el Panecillo, la Cima de la Libertad, el Itchimbia, la Loma, con programación educativa e histórica que permita el turismo.