Julio Tarré Andrade
Si me lo permiten, quisiera opinar sobre el maltrato a la mujer, consecuencia del machismo secular que hemos vivido y vivimos. En efecto, el hombre se considera, posiblemente por su fuerza física, superior a la mujer y lo “demuestra” actuando violentamente con ella. Esto aparte de ser una cobardía vil nos pone a todos los hombres en situación de agresores, lo cual por supuesto no es cierto. El que agrede a una mujer dentro de muchas facetas: vocabulario soez, actitud humillante, violencia, abuso sexual o psicológico, aparte de la cobardía mencionada, es definitivamente un enfermo. La sociedad, nuestra sociedad, debe imperativamente poner fin a este abuso incalificable, e, insisto, no solamente las autoridades sino la población entera. Comenzar –qué complejo- desde la familia, la escuela, el colegio, universidades, lugares de trabajo, medios de transporte, lugares de diversión. Si el mismo grupo ciudadano no participa en el cambio de esta situación que ofende a la comunidad, este hecho comenzará a exponer diariamente y con más frecuencia a sus madres, hijas, hermanas, esposas, alumnas, empleadas, viajeras.