Gran polémica se ha generado por el nombre del nuevo aeropuerto. Sin duda, existen personajes y eventos que por diversas razones, vale la pena mantenerlos “vivos”. Sin embargo, más allá de lo histórico, a veces tendemos a inmortalizar ciertos nombres para satisfacer el ego de nuestra mentalidad criolla o pueblerina. ¿Por qué no mejor mirar al futuro e insertarnos dentro del mundo moderno con firmeza y decisión? No me opongo a que el nuevo aeropuerto mantenga el nombre del Mariscal Sucre; sin embargo, para fines prácticos y como sucede en otras importantes ciudades del mundo, podría simplemente llamarse Aeropuerto Internacional de Quito, nombre de fácil identificación, reconocimiento y recordación para propios y extraños.