La homoparentalidad es una novedad histórica ligada a dos fundamentales transformaciones en la cultura occidental: por un lado, el hecho que desde el siglo XXI los niños son formados con nuevos valores como consecuencia de los actuales conceptos de familia que han surgido y, por otro, que dentro del dominio científico desde hace más o menos quince años la homosexualidad ya no es considerada por la medicina como una patología ni por la psicología como una perversión. Si la adopción homoparental, genera tantos interrogantes, es porque redefine el tradicional triángulo padre-madre-niño que ha constituido, hasta ahora, el modelo familiar tradicional. Si el tema se está abriendo debate en la contemporaneidad es porque nos invita a reflexionar sobre nuevas concepciones acerca de la filiación y el concepto de familia.
La adopción por parte de parejas del mismo sexo constituye un cambio del paradigma: que los menores puedan hacer parte de una familia y un hogar, incluso si este está conformado por personas de igual sexo. Muchas instituciones, coinciden al afirmar que la homosexualidad en sí misma no puede ser argumento para negar la adopción. Las autoridades se pronunciaron dando paso al matrimonio entre parejas del mismo sexo, si esto fue aceptado, de la mano debería ir el acceso a la adopción de niños. Es un derecho de las personas por lo tanto su preferencia sexual no debe ser impedimento. Se trata de brindar a todo ciudadano los mismos derechos, el elegir de manera distinta no le suma ni le resta privilegio. Todos están en posición de ser protegidos por el estado ecuatoriano y que este vele por el bienestar de cada uno de ellos. Todos están en condiciones de exigir que se cumpla .
Katheryn Salome Quintana Andrade