Ha fallecido el P. Francisco Espinosa, tras una larga trayectoria vital en el Colegio San Gabriel. Su muerte coincide con el inicio del año escolar, como despedida simbólica a sus pupilos. Lo recuerdo hace muchos años: bajo y macizo, gafas oscuras, faz congestionada, emitiendo pitidos con su inseparable silbato, dirigiendo a los “chúcaros” estudiantes; algo en él recordaba al policía.
Vivió los tiempos de la “educación liberadora”, a inicios de los 70, que marcó el clímax de la penetración izquierdista en este colegio jesuita, tiempo de sentimientos de culpa colectiva por ser “burgueses”, cuando jóvenes profesores del colegio como Osvaldo Hurtado y Jamil Mahuad, peroraban sobre “justicia social”, discurso que contradecirían totalmente años después con su actuación en el poder. Pese a todos sus defectos, Espinosa ejerció un saludable contrapeso de disciplina y orden a la influencia desmoralizadora de esas tendencias. Hoy, su vida debe recordarnos el derecho a la educación particular religiosa, en un país donde mucha gente cree en ella y merece respeto.