Los accidentes de tránsito: estadística fatal

Me refiero al Editorial de EL COMERCIO publicado el pasado 19 de septiembre, bajo el título: “El drama de los accidentes, un problema nacional”. Esta cuestión ya rebasa toda tolerancia e invita a la reflexión. Siempre exigimos respuestas, pero, pasado el momento mediático, las cosas siguen igual o peor…. La famosa “clase del volante” ha tenido y tiene gran influencia en los gobiernos; en el anterior aún más, por cuanto lograron que los controles no sean rigurosos con leyes muy tolerantes y se convirtió en aliado por el temor reverencial que infunde el gremio.

Las causas de los accidentes se debe a errores humanos y a fallas mecánicas, entre estas deficiente mantenimiento, obsolescencia de los vehículos, pero fundamentalmente por impericia de los choferes, esto es, falta de habilidad o destreza para conducir un vehículo, sin dejar de lado su irresponsabilidad manifiesta. La impericia, desde el punto de vista del Derecho Civil, no es excusable y se debe resarcimiento. Pero tanta muerte en las vías ya resulta indigno e intolerable para el país.

Desde el punto de vista del Derecho Penal, la responsabilidad es aún mayor, cuando hay muertes de por medio, al mediar imprudencia, falta de la debida diligencia, y agravantes (conducir en estado etílico, mal estado del vehículo, etc.). Coincido con el Editorial, cuando concluye que “aquí hay que ir al fondo para exigir de una vez por todas una respuesta severa al Estado, a las autoridades civiles y policiales, al Gobierno”.

Ha llegado el momento que el Gobierno decida encargar la fiscalización del transporte público a una empresa o entidad especializada, contratada mediante licitación internacional cuyas bases sean elaboradas por una Organización reconocida, experta en esta materia, que elabore o actualice la normativa técnica en todas las fases de la operación de vehículos de transporte masivo y establezca los mecanismos de control y fiscalización recurrente a las empresas y profesionales que se dedican a la transportación terrestre. ¿Será posible?  

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