Con las novísimas sanciones de prisiones y multas por exceso de velocidad se espera disminuir los accidentes. ¿Será esto el remedio? Por supuesto que las arcas públicas se benefician con tantos ingresos extras y abusivos que, en realidad, son impuestos disfrazados, pero con menos desgaste político que los avisados (por ejemplo, subir el precio de la gasolina). Aunque no dispongo de estadísticas, Ecuador, por sus características, debe tener la más alta densidad de automotores en América; en cambio, sí es oficial el mayor índice de accidentes de tránsito.
Pero vayamos al meollo: ¿será la velocidad, per se, la que causa los accidentes? Por ejemplo, Alemania no tiene restricciones de velocidad (se fabrican autos que superan los 300 km /hora) y no tienen los problemas de acá. ¿La razón? Sabemos que en el transporte público los choferes se turnan en tiempos relativamente cortos a fin de mantenerse siempre frescos, como en todos los países desarrollados; tampoco existen los “ayudantes” que aquí causan la mayoría de problemas por su impericia; la otra faceta es la educación y disciplina; entonces hay que empezar por prohibir los aprendices, pues de por medio está la vida misma.
¿Por qué este Gobierno revolucionario, de una vez, no se hace cargo de todo el transporte público y trae unidades de última generación y choferes como los europeos?