Mientras mis padres, adultos mayores, estaban preocupados por cuidar su salud, en pleno confinamiento, y aprovechando el cambio de semáforo de rojo a amarillo, lo increíble sucedió, el 26 de junio de 2020, les llegó una factura por el consumo de agua potable por la suma de USD 376, valor desmesurado que, en relación al promedio de enero a mayo 2020, es 2 100% mayor es decir 21 veces más.
El mismo día, me comunique por teléfono con la Epmaps para informar del particular y el 29 de junio se envió por correo electrónico, nuestra inconformidad e impugnación; además, solicitamos una urgente revisión por parte de técnicos la Epmaps, de las instalaciones sanitarias y medidor de agua, así como, la emisión de una nueva factura que refleje el consumo real; sin embargo, la respuesta recurrente de la Epmaps, ha sido que: “ El valor de su factura depende de su consumo, mismo que puede registrar incremento debido al confinamiento y cambio de hábitos como medidas para evitar la propagación del covid-19”, criterio que, a nuestro juicio, no se fundamenta en la realidad ni en un estudio de comportamiento de hábitos de consumo de agua potable durante la pandemia.
En vista de la falta de atención por parte de la Epmaps, el 1 de julio se presentó ante la instancia correspondiente, una queja por la vulneración de derechos como usuarios de un servicio público.
Es indignante que miles de personas en Quito se hayan visto afectadas por estos cobros exorbitantes y lo más doloroso es que haya sido en medio de una crisis sanitaria.