La flexibilización laboral es una política de explotación laboral y esclavitud que fomentó la desigualdad social en Latinoamérica. Este sistema se vivió en Ecuador y consistía en la utilización de tercerizadoras para que los patrones no afiliaran a sus empleados al IESS, no reconocieran sus utilidades anuales, ni decimotercero, decimocuarto, fondo de reserva, vacaciones, ni ninguna especie de indemnización por despido injustificado, con el salario de un dólar por hora, sin reconocer horas extras.
Jurídicamente esto era legal ya que el jornalero no era empleado directo de la compañía. Este sistema fue implementado supuestamente para atraer la inversión extranjera y reducir el desempleo, esto jamás se dio, solo fomentó aumentar la brecha entre pobres y ricos.
Felizmente este sistema desapareció, pero aún se implementa en varios países subdesarrollados económicamente en Latinoamérica, África y Asia. Contrario a lo que se piensa, este sistema también afecta a los países desarrollados, ya que las grandes corporaciones de los países del Primer Mundo se trasladan a China o India, donde se aplica estrictamente este sistema en jornadas de 60 horas a la semana, por su bajo costo laboral, al devaluar constantemente sus monedas como el yuan y la rupia, aumentando el desempleo en Europa y en las grandes potencias.
Espero que este sistema de esclavitud contemporánea impuesto por gobiernos comunistas y de extrema derecha, desaparezca de la faz de la tierra y que jamás regrese al Ecuador.