Abdicar
Para abdicar a una corona se necesita ser Rey y para legitimar esa decisión del presente debió ser en el pasado reconocido por sus súbditos.
Es necesario que se tenga sucesor merecido, que casi todas la veces es de su propia sangre y que aquel paso no afecte a la organización constitucional del Estado. En España acaba de suceder, pero por estos lares aún no, porque tenemos un sistema presidencialista en el cual el Jefe de Estado es elegido directamente por el pueblo por períodos establecidos en la Constitución y no indefinidamente.
Un Presidente no puede constitucionalmente abdicar a su función porque no es Rey, por lo tanto, no puede tampoco designar sucesor de mutuo propio, pero para que esto se dé puede proponer durante su gestión cambiar las reglas del juego. En ambos países deberían primero consultar directamente al ciudadano lo que quiere para hoy y para el mañana. Yo me declaro ¡antimonarca! ¿Y usted?