La “extraña” decisión del Consejo de Transición de incluir a un candidato para la nueva Corte, inicialmente excluido entre los 63 finalistas, caso analizado acertadamente por Marco Arauz en su edición del día 8, siembra más dudas sobre cómo se está manejando un proceso que no debería dejar sombra de sospecha en los ecuatorianos y aún ante la opinión mundial.
Las explicaciones para que entre el candidato ‘63+1’ como lo califica el señor Arauz a nadie satisfacen por lo inverosímiles e incongruentes. Las razones “técnicas” que se aducen, no pueden justificar la violación flagrante de un reglamento aún cuando se diga que “técnicamente” son 63 candidatos pues el incluido ha empatado en puntaje con otro candidato sin otra explicación.
Lo lógico, de haberse dado el supuesto empate, habría sido excluir al candidato que tenía el puntaje más bajo de los 63, solo que eso equivaldría a echarse encima a un aspirante ya calificado para incluir otro en su lugar.
Lo que el Ecuador exige es limpieza en los procedimientos; al pueblo común no le interesa si a la nueva Corte va la abuela de un Ministro, el tío o cuñado de algún Asambleísta, o gente afín al Gobierno o a la oposición.
Lo que le interesa es que se queden los más pulcros, capaces y honestos, que hagan honor a su alta investidura para que algún día olvidemos que la justicia en nuestro país ha sido la muestra de la corrupción.