Ese es el sorprendente índice de aprobación que arrojó la prueba de liberación del Curso Preuniversitario rendido por 15 159 estudiantes que aspiraban a la exoneración del mencionado curso propedéutico y que fuese aprobado por tan solo dos extraordinarios jóvenes. Y es de suponer que estos miles de estudiantes eran los que se sentían más seguros de sus capacidades y aptitudes para obtener dicha exoneración.
Ante esto, se hace necesario analizar el porqué de este rotundo fracaso, y ante la dificultad evidente de explicación posible para los protagonistas (los estudiantes y la sociedad en general), elaborar hipótesis que permitan determinar lo que está sucediendo.
¿Existe tan grande abismo entre los niveles de conocimientos que se imparten en los centros de educación superior y los de enseñanza media? ¿El nivel de conocimientos que se les está exigiendo a los aspirantes a la universidad está acorde a lo que se imparte en el nivel educativo medio? ¿Los programas de estudio no se están cumpliendo por parte de la educación media? ¿Están sobredimensionados en la educación superior? ¿Subdimensionados en la educación media? ¿Están los programas de estudios que tenemos en nuestro país de acuerdo a las exigencias del mundo académico actual?
Lo que sí queda evidenciado es que hay un grave problema detrás de estos resultados, y es necesario que los técnicos en la materia actúen, que organismos como la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt) y el Ministerio de Educación, entre otros, coordinen acciones para generar los correctivos necesarios, y sin olvidar la participación de los principales actores en el problema: los estudiantes.