El flamante sedán de la marca checa del grupo Volkswagen apuesta por una apariencia y practicidad que al Octavia le reportaron un gran éxito. Foto: Armando Prado
Aunque la denominación Rapid para referirse a un modelo de Skoda es una novedad en el mercado ecuatoriano, en Europa empezó a sonar hace 34 años, pues la primera generación del vehículo se produjo entre 1981 y 1990.
Tras un lapso de 22 años en el que la marca checa experimentó muchos cambios, el más importante de los cuales fue convertirse en subsidiaria del Grupo Volkswagen, en 1991, Skoda decidió dar vida a una segunda generación de aquel compacto y asignarle una importante misión en su segmento.
Ante la inminente llegada del Octavia de tercera generación, ahora convertido prácticamente en un auto de gama alta, el Rapid debía ocupar el lugar que dejaron los ejemplares de primera y segunda generaciones de aquel modelo, como sedanes amplios y estilizados pero más asequibles.
El nuevo Rapid empezó a venderse en el Viejo Continente hace tres años y sus múltiples atributos no tardaron en reportarle buenas cifras de ventas. La firma Eurovehículos, distribuidora de Skoda en Ecuador, espera que esas mismas cualidades se traduzcan en una gran acogida para el Rapid entre los consumidores nacionales.
Esas previsiones tienen una base muy sólida. Para empezar, su apariencia es muy similar a la del Octavia de primera generación, que a su vez tomaba varios elementos estéticos del Volkswagen Passat de quinta generación (B5), producido entre 1997 y el 2005.
El Rapid recurre a una apariencia exterior más bien clásica, de líneas sencillas y muy sobrias que se alejan de los trazos radicales y las formas agresivas que actualmente marcan la tendencia en prácticamente todos los segmentos.
Pero eso no quiere decir que el vehículo no sea moderno y atractivo. Por el contrario, el conjunto luce elegante y armónico, a lo cual contribuyen sus generosas dimensiones: 4,48 m de largo, 1,71 de ancho y 1,46 de largo.
La distancia entre ejes de 2,60 metros le proporciona una gran habitabilidad, especialmente en las plazas traseras. Y al hablar del espacio, no se puede dejar de mencionar la practicidad de tener un portón trasero que incluye el parabrisas posterior (tipo liftback) en lugar de la tradicional tapa del maletero de un sedán convencional.
Esto, además de conferirle un espacio adicional al maletero, que presume de una capacidad de 550 litros, permite guardar en el interior objetos considerablemente más voluminosos, cuando se requiere.
El diseño del habitáculo sigue la línea del exterior y se muestra sencillo pero elegante y funcional, muy al estilo de los ejemplares de las diferentes marcas del grupo VW.
Eurovehículos nos facilitó un ejemplar equipado con caja de cambios automática de doble embrague y seis velocidades para ponerlo a prueba en Quito y sus alrededores. Si bien los motores modernos de 1.6 litros suelen ofrecer un buen desempeño en la altitud, eso no siempre sucede con aquellos asociados a una transmisión automática.
El caso del Rapid es excepcional, pues la mecánica responde de manera contundente ante la demanda de aceleración del conductor, incluso en pendientes de ascenso y con el vehículo cargado. Basta con ejercer una mayor presión en el acelerador para que la caja engrane una marcha más baja que proporcione el impulso requerido.
La dirección con asistencia electrohidráulica y los frenos antibloqueo transmiten una sensación de seguridad y confianza.
Entre los elementos de serie se cuentan los vidrios, seguros y espejos eléctricos, radio CD, mp3 con entrada auxiliar y bluetooth, volante multifunción, computadora a bordo, sensores de parqueo en reversa y fijaciones Isofix para niños.