A partir de la primera curva, Hamilton solo debió administrar la ventaja sobre Rosberg.
Con la realización del Gran Premio de Hungría, undécima prueba del Mundial de Fórmula 1, se superó la primera mitad de la temporada 2016. Allí, Lewis Hamilton obtuvo su victoria número 48 en la F1, la quinta en lo que va del año y también la quinta en suelo húngaro. Gracias a ello se convirtió en el piloto más ganador sobre el circuito de Hungaroring al superar los cuatro triunfos de Michael Schumacher.
En un trazado tan complicado para pasar a un rival es el húngaro, arrancar desde la ‘pole position’ es fundamental. Y quien lo hizo no fue Hamilton sino su coequipero Nico Rosberg, quien pese a que llegó primero a la primera curva tras el arranque, frenó tan conservadoramente que no solo perdió el liderato ante Hamilton, sino que cayó a la tercera posición.
Inmediatamente Nico pudo recuperar el segundo puesto tras una brillante maniobra sobre el Red Bull de Daniel Ricciardo, pero, desde ese punto la carrera se definió a favor de Hamilton. El británico se dedicó a controlar la ventaja sobre Rosberg, además de que se benefició con la estrategia de ‘pits’ (el piloto que está adelante en las posiciones de carrera es el que primero entra a cambiar llantas) y de esa forma se llevó la victoria sin mayores contratiempos.
Si bien es cierto que Nico siempre lo presionó, nunca estuvo lo suficientemente como para amenazarlo. De hecho, el alemán jamás pudo lanzar un ataque, ni un solo intento de adelantamiento, por consiguiente, Hamilton siempre tuvo la situación bajo control.
Con este resultado, es la primera vez que Hamilton pasa a liderar el campeonato con seis puntos de ventaja sobre Rosberg, pero la próxima fecha que se corre mañana es en Hockenheim – Alemania, la casa de Rosberg y de Mercedes.
Si bien Lewis está actualmente en racha, esto en cualquier momento se puede voltear de nuevo en favor de Nico.
Luego de este nuevo dominio de Mercedes en Hungría, y habiendo ya entrado en la segunda parte de la temporada, está claro que la escudería alemana será nuevamente campeona y con sus dos pilotos en primera y segunda posiciones, dejando la disputa por el subcampeonato entre Red Bull y Ferrari.
Y la pugna está muy cerrada entre los cuatro pilotos de ambas escuderías, lo cual se ve reflejado en las posiciones del campeonato. Ricciardo (Red Bull), Raikkonen y Vettel de Ferrari y Max Verstappen (Red Bull) están separados por solo 15 puntos y las ubicaciones varían de una carrera a otra.
En marzo el campeonato se inició con lo que parecía sería un duelo por el título entre Mercedes y Ferrari. Sin embargo, luego de los 11 primeros Grandes Premios Mercedes navega solo adelante, mientras que Ferrari, en cambio, siente actualmente la presión de Red Bull para pelear por el subtítulo.
Esto quiere decir que, desde que arrancó esta temporada, la evolución (principalmente aerodinámica) de Mercedes y Red Bull ha sido superior a la de Ferrari que, al contrario, se ha estancado. En ritmo de carrera se ve que los Ferrari siguen siendo todavía un poco más rápidos que los Red Bull. Así lo volvimos a ver la semana pasada en Hungría, donde cada uno de los autos rojos recibió la bandera a cuadros pegado a la caja de cambios de un Red Bull, sin poder pasarlo.
Pero en clasificación, donde muchas veces se ganan o se pierden posiciones, en los últimos Grandes Premios tanto Ricciardo como Verstappen han clasificado por delante de Raikkonen y Vettel, lo cual indudablemente ha condicionado el resultado final de los de Ferrari.
Si la escudería italiana no logra revertir esta situación, al final del año no solo no serán campeones, sino que además habrán caído al tercer puesto detrás de Red Bull.
Finalmente, cabe resaltar el gran rendimiento de McLaren con Fernando Alonso, quien terminó en séptima posición. Fue un resultado meritorio, ya que por primera vez en la temporada el McLaren fue superior que los Toro Rosso, Force India y Williams, que normalmente son más rápidos. Y a propósito de Williams, tras las 11 primeras carreras Felipe Massa y Valtteri Bottas se ven cada vez más hundidos en el clasificador. El equipo inglés necesita un “golpe de timón” urgente.