Los plazos de cambio de aceite están determinados por el fabricante del auto. Foto: Ingimage
Utilizar los productos adecuados en los plazos indicados tiene incidencia directa en la fiabilidad del vehículo.
Los lubricantes de uso más extendido son los denominados minerales, que están elaborados a base de petróleo. No obstante, existen los sintéticos, elaborados en laboratorio, y los semisintéticos, que son el resultado de una mezcla entre los dos anteriores.
Los últimos ofrecen una mayor duración respecto de los sintéticos, pero su costo también es más elevado.
Los lubricantes se clasifican en función de la calidad y de la viscosidad. Respecto de lo primero, los aceites para motores de gasolina están identificados con la letra S, seguida de otra letra del abecedario que, mientras más progresa en la lista, indica una mejor calidad.
Actualmente la clasificación se encuentra en SN.
Los aceites para motores de diésel se identifican con la letra C. Es fundamental utilizar el tipo de aceite indicado para cada tipo de motor, pues cada uno tiene propiedades específicas para atender los requerimientos de propulsores con características y construcción diferentes.
Un buen lubricante limpia el motor y mantiene niveles de desgaste aceptables. Foto: Ingimage
Respecto de la viscosidad, los motores modernos utilizan lubricantes denominados multigrados que están formulados para operar en un amplio rango de temperaturas (se hacen más viscosos en el frío y más livianos en el calor).
Esto les permite mantener sus propiedades de protección de los componentes del motor en circunstancias muy variadas.
Son los fabricantes del vehículo o sus distribuidores locales quienes establecen cuál es el tipo de aceite que se debe usar y cuáles son los plazos de cambio apropiados para el medio. Por lo general, el aceite sintético se recomienda cambiar cada
5 000 kilómetros.