Un lubricante de buena calidad asegura una vida útil extendida para el motor del auto. Foto: Ingimage
El motor de un vehículo constituye una obra de ingeniería mecánica muy compleja. En su interior hay muchas piezas críticas en constante movimiento y expuestas a altas temperaturas, que para ofrecer un funcionamiento óptimo deben recibir una adecuada lubricación.
Ahí radica la importancia del aceite de motor, que tiene como función principal el reducir la fricción y el desgaste de los diferentes componentes móviles, además de limpiar las impurezas y los residuos de carbón resultantes del proceso de combustión.
El lubricante también se encarga de contribuir a la evacuación del calor que se genera en el interior del motor, con lo cual de manera indirecta apoya la labor que cumple el sistema de refrigeración.
Por todo esto, el uso de un producto adecuado y la realización de los cambios en los intervalos recomendados son determinantes para el cuidado del propulsor.
Con el uso y el paso del tiempo, el aceite se deteriora y pierde sus propiedades. Por ello tiene una vigencia que se determina en kilómetros recorridos y en meses (lo que suceda primero).
Con cada cambio de aceite se recomienda reemplazar también el filtro de impurezas. Foto: Ingimage
Los diferentes fabricantes establecen la duración del producto en función de sus características o del ambiente en el que opere el vehículo. Por ello cabe cumplir cabalmente con sus recomendaciones de uso.