La revisión de los frenos debe ser realizada por un experto de su confianza.
Las personas adquieren una gran responsabilidad al comprar un automotor. Si este tiene 10 años, cinco años o pocos meses de uso es irrelevante en el momento de hablar de seguridad.
Los vehículos modernos disponen de varios dispositivos nuevos para proteger a sus ocupantes -como los airbags, sensores de sueño o movimiento, cámara de retro, entre otros- sin embargo, al igual que en los automotores antiguos, los frenos son los más importantes en el momento de velar por la vida.
Este sistema es capaz de cuidar de los pasajeros y de los usuarios de las vías en todo momento. Que esta misión sea cumplida depende de la eficacia de sus componentes y del correcto mantenimiento que estos reciban.
En centros especializados y en los concesionarios se realizan revisiones del sistema cada cierto tiempo, para comprobar que sus piezas estén en perfecto estado. Usualmente se sugiere realizar un control minucioso cada 10 000 kilómetros. De esta forma se constata a tiempo que las pastillas y discos (en el eje delantero) y las zapatas y tambores (en el eje posterior) tengan la eficacia necesaria para cumplir con su objetivo.
En el mercado se ofertan pastilla de freno que están elaboradas con diferentes materiales, algunas son semimetálicas, de carbón, de cerámica, etc. Cada persona debe asesorarse sobre cuál de estas opciones es la mejor para su vehículo.
Según los manuales, estos elementos pueden durar entre
15 000 y 20 000 kilómetros, aproximadamente. En el caso de los discos, estos deben ser examinados para determinar si están deformados y deben ser rectificados
reemplazados.
Las zapatas, por su parte, tienen un período de duración mayor que el de las pastillas. Estas pueden resistir hasta dos veces más. Sin embargo, siempre se debe estar alerta de que la eficacia del frenado, en general, sea óptima.