Si bien las redes sociales son espacios que democratizan la discusión pública al permitir la pluralidad de opiniones respecto de diferentes temas, también suelen acoger criterios muy errados respecto de hechos puntuales.
A propósito del torrencial aguacero que afectó al centro-norte de Quito el pasado lunes 24, y que causó el colapso de la movilidad en buena parte de la ciudad, Whatsapp, Twitter, Facebook e Instagram se llenaron de comentarios, acusaciones y hasta memes en los que, a toda costa, se pretendía responsabilizar a alguien de los efectos de ese fenómeno natural. Y como era de esperarse, el Alcalde capitalino y su administración fueron los grandes señalados de la jornada por acción, por omisión y por el hecho coyuntural de encontrarse en funciones.
Si lo vemos de manera objetiva, la acusación no necesariamente es a la persona de Mauricio Rodas. Pudo ser al alcalde anterior, si el aguacero sucedía hace cuatro años, o podrá ser al siguiente, si sucede algo similar luego de tres. Un hecho aislado como aquel puede rebasar la capacidad de gestión de un Municipio y hasta de los organismos de emergencia en cualquier parte del mundo. Entenderlo antes de criticar puede hacernos mejores ciudadanos.