En su primera sesión de decretos ejecutivos, el Presidente de la República, Guillermo Lasso, le dijo a su flamante Ministro de Gobierno, César Monge, que pusiera en acción su función de enlace con la Asamblea Nacional. “Prepárese”, le dijo.
“Mi señor Ministro de Gobierno -advirtió Lasso con tono pausado-, prepárese, porque ya tiene la nueva Ley de Libertad de Expresión y Comunicación. Pronto va a tener la nueva Ley Laboral y no le voy a hablar de los tratados de libre comercio, porque todavía nos falta un poco de camino, pero vamos a tener que trabajar y aprovechar esas palabras cargadas de buena fe de la presidenta de la Asamblea Nacional. No dudo de su buena fe, pero vamos a tener que trabajar”.
El encargo es complejo. El primer escollo será el de la nueva Ley de Libertad de Expresión. Será obvio que el correísmo votará en contra, para mantener uno de sus mayores logros: lograr un cerco contra los medios, y constreñir la libertad de opinión y de información. Así que buscará, de la misma forma como lo hará Monge, los votos para que no muera su ley de censura. Si el Partido Social Cristiano (PSC) vota con el correísmo, dejará muy claras sus verdaderas aspiraciones en la presente Legislatura.
Monge estuvo seis días como jefe del bloque parlamentario de Creo, del oficialismo, porque ganó la curul de asambleísta nacional y, para ser ministro, debía renunciar. En su breve gestión como legislador organizó la votación que llevó a Guadalupe Llori a la Presidencia de la Asamblea y luego la que logró conformar las 15 comisiones legislativas. Pero en esta ocasión será diferente.
En una entrevista a este Diario, Monge dijo, que a riesgo de que le mal interpretaran, las votaciones para las autoridades de la Asamblea resultan, en teoría, más difíciles, porque hay aspiraciones de la personas para asumir esos cargos, por lo que la aprobación de una ley podría ser más fácil. “Los temas de fondo tienen otra naturaleza, metes menos el corazón, menos el estómago”, agregó.
Claro que ese razonamiento puede ser mal interpretado. Incluso por el mismo Monge, que pude pensar que lo más difícil en la Asamblea ha pasado ya. La derogatoria de la Ley de Comunicación, mediante la aprobación de la nueva Ley de Libertad de expresión puede erosionar el camino para leyes en las que el Ejecutivo apuesta todo, como su reforma laboral, que debe ser manejada con pinzas si no quiere quedar atrapado entre amenazas de movilizaciones y protestas.
Si bien la Presidenta de la Asamblea pronunció un discurso emotivo y conciliador, en el que ofreció un espacio de gobernabilidad, e incluso le ofreció su brazo al Primer Mandatario a la salida de la posesión Presidencial (cuando de verdad lo necesitaba), las fuerzas políticas son volubles a sus presupuestos ideológicos y a sus intereses político clientelares. Ayer, Salvador Quishpe, del partido de la titular de la Asamblea, Pachakutik, presentó un exhorto para que Lasso instale una mesa de diálogo para no subir los pasajes.
Y hay que tener claro que en política todo es cuestión de imagen, pero nada es lo que parece.