El lunes, el Consejo Nacional Electoral (CNE) le entregó al Comité por la Institucionalización Democrática los formularios para recoger firmas para una consulta popular que elimine el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (Cpccs), transforme a la Asamblea en bicameral e independizar a la Fiscalía del Consejo de la Judicatura. Se auguran cuatro retos difíciles.
1. El movimiento Ahora también lleva una consulta que solo pide la eliminación del Cpccs. Es posible que haya una competencia de firmas, ya que el Comité declinó que Ahora se les uniera. La primera iniciativa que recoja 132 620 firmas hasta de enero del 2019 podrá llegar a la Asamblea.
2. Pablo Dávila, coordinador del Comité, asegura que al menos tomará un año el trámite en la Asamblea. Quizá este es el punto más complicado, porque en el Parlamento habrá dos debates en los que se dirimirá si la propuesta va como tal o si continúa con modificaciones de los asambleístas. Ayer, este Diario publicó que entre los legisladores hay poco entusiasmo por un Parlamento bicameral, por lo que allí se presagia un horizonte borrascoso para la iniciativa.
3. Lograr el voto de la mayoría de los empadronados en la consulta popular.
4. Si pasa la consulta, los cambios para que se vote por un nuevo Parlamento con asambleístas y senadores solo se podría aplicar desde el periodo legislativo del 2025. Viene un nuevo problema, los periodos de las autoridades designadas por el Cpccs transitorio finalizan, dependiendo del caso, en 2023 o 2024, por lo que se debe reglamentar un proceso especial para designar a sus reemplazos.
Queda claro que cuando el correísmo decidió ser la pesadilla de Montesquieu al decretar que lo superaría e hizo un relato ucrónico para fantasear con que los estados no deben atenerse a tener tres poderes, sino cinco (Ejecutivo, Legislativo, Judicial, Electoral y de Control), también se aseguró de que esa orgía de innovación fuese difícil de ser echada abajo. Pero nada es imposible.