Más datos y menos protagonismos por el covid-19
En plena época de incertidumbre, hay una política institucional que definitivamente hace sombra en momentos en que deberían brillar la certeza y la estabilidad emocional de los ciudadanos en medio de una pandemia, una situación nunca antes vivida en la historia de la humanidad, de ahí que se haga necesario superar este proceder.
Dentro de las políticas comunicacionales, es evidente que la impronta del correato ha sido imposible de ser superada. Posicionar al funcionario fue la práctica en la que los equipos de comunicación basaron sus actividades durante una década y se convirtió en un fin casi necesario. Y pasando por encima cualquier ética, desde ahí es así cómo se hace comunicación institucional.
Si se hace una lectura rápida de las cuentas de Twitter de las instituciones públicas, se ven dos inclinaciones: por una parte, las actividades de los funcionarios son manejadas como noticias; por otra se repiten los mensajes de otras instituciones públicas y se crean tendencias en esa red social, una falacia tan absurda como poco práctica.
Sobre el hecho de que las informaciones que crean los equipos de comunicación de las instituciones públicas están basadas en posicionar la imagen de sus titulares, es pertinente que haya ya una ruptura epistemológica en su aproximación. No puede ser posible que en vez de entregar datos sobre la pandemia, las informaciones se reduzcan a decir dónde estuvo el funcionario. Ejemplo claros son la Vicepresidencia, la Presidencia del Directorio del IESS, entre otros.
Justo esta semana ha habido graves casos de poca concordancia de los datos. Por una parte el viceministro de salud, decía que casi la mitad de los contagiados de covid-19 son médicos. Horas después, el ministro Juan Carlos Zevallos daba una cifra menor.
Los datos nos pueden salvar. Tanto para saber lo que se ha hecho bien como para rectificar en las decisiones sociales y gubernamentales que no fueron adecuadas. Más datos y menos protagonismos por el covid-19.