Insultos en vivo y en directo
Si bien no es inédito, el debate de este domingo entre los finalistas de la elección presidencial es un avance para romper la cultura del irrespeto de los políticos a los ciudadanos, que se concreta cuando los candidatos deciden no participar en este tipo de encuentros. Sin duda es un gran avance para la concepción de la idea de democracia en el Ecuador.
Como sucede en cientos de cosas en este país, la única forma de hacerlo fue mediante ley. Así se rompe el círculo vicioso de convocatorias a debates y las negativas de los candidatos que son temerosos de dañar su imagen, todo con una perspectiva de marketing más que de verdadera política.
Ahora viene el reto para una comisión ad hoc, creada por el Consejo Nacional Electoral (CNE), para escoger los verdaderos temas que necesitan ser enfrentados más allá de las poses irrelevantes de imagen en redes sociales, o de la foto del candidato sembrando un árbol o saludando con la gente.
Es necesario saber cómo se va a componer todo el desastre sanitario que se ha visto exacerbado por la opacidad para salvar a un ministro, por los amiguismos, por la marginalización de las morías y magnificación de las élites, o por confiar en que gobernar se puede simplificar en mecanismos electrónicos que no están al alcance de todos, algo que ya se evidenció en el problema de los niños que han dejado de educarse por falta de internet o de dispositivos como teléfonos o tabletas. Ni se diga de la economía. Tampoco se debe dejar de ser claros sobre si la corrupción seguirá siendo considerada un mal estructural o solo un acuerdo entre terceros.
Es necesario si en la estructura mental de los candidatos los derechos son innegociables o si son debatibles, entre ellos los reproductivos, la libre asociación, la libertad de expresión. Es necesario saber la concepción sobre la propiedad privada. Es indispensable saber cómo conciben la división de poderes (si se utilizará para sacramentar la venganza anunciada en Twitter y en el proselitismo).
Es eso o ver insultos en vivo y en directo.