USD 6 millones serán invertidos por el Consejo Nacional Electoral (CNE) para que los candidatos a las vocalías del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (Cpccs) puedan difundir su imagen desde el 21 de diciembre, cuando se cierren las postulaciones para las elecciones que se realizarán el próximo 24 de marzo del 2019.
Este es un proceso inédito. Los participantes no van por temas de administración pública. Van a formar parte un órgano colegiado que en teoría elige autoridades, aunque sus predecesores ya dejan esa tarea realizada. Entonces, deberán encargarse de vigilar cualquier viso de corrupción. Con el mandato de la Consulta Popular de febrero pasado, la forma de elección de este organismo fue cambiado.
Antes, se elegían de postulantes propuestos por organizaciones sociales que, mediante un concurso de oposición y méritos, eran elegidos por el CNE. Dio la casualidad de que los miembros elegidos para el Cpccs eran simpatizantes del anterior Régimen, aunque ampliamente la teoría política ha demostrado que en ese campo lo que menos priman son las casualidades.
De todas formas, se prevé que haya tantos candidatos al Cpccs que es muy posible que en vez de una papeleta se entregue un folleto (diseñarlos, distribuirlos, depositarlos en la urna son problemas que se vienen a la mente en este instante y sobre las que aún no hay definiciones). Entonces, si son tantos candidatos, si no pueden hacer una campaña política típica, así como lo hará un postulante a una alcaldía, ¿por quién votar para el Cpccs?
Primero, exigir al CNE invierta bien esos USD 6 millones. Segundo, tomarse un tiempo para revisar quienes se postulan para estos cargos que podrán ser los ojos de los ciudadanos allá donde se necesitan pupilas dilatadas en la oscuridad de la corrupción en el Estado.
Esta elección inédita del Cpccs es una muestra de las peculiaridades de nuestro sistema político. Nos retrata sobre cómo asumimos como sociedad el valor de ir a las urnas.