Solo para empresas y emprendedores

Es una columna que analiza la situación y los desafíos de las empresas, las pymes y los emprendimientos en el contexto económico ecuatoriano e internacional. Otros artículos del autor: http://bit.ly/xBasantes Twitter: @XAVIERBAS

Xavier Basantes

Lic. en Comunicación, U. Central. Posgrado en periodismo en U. Andina y diplomado en gestión empresarial del Tec de Monterrey. Periodista económico. Del 2009 - 2016, Editor de LÍDERES. Exeditor de El Comercio TV; ahora Macroeditor de Proyectos Multimedia.

El sainete del Banco del Sur

Un 9 de diciembre del 2007, en la Casa Rosada en Buenos Aires, los presidentes de Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Venezuela, suscribían el Acta Fundacional del Banco del Sur. Lo hicieron bajo el amparo de la nueva ideología del ‘socialismo del siglo XXI’, inspirados en una iniciativa del hoy detenido expresidente Luis Inácio Lula y en medio de severos cuestionamientos a los organismos multilaterales.

Hace 12 años y en el marco de la ‘nueva arquitectura financiera regional’ que querían impulsar estos países, para contrarrestar la hegemonía de entidades como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial, se otorgó al Banco del Sur la función de “financiar proyectos de desarrollo en sectores clave de la economía, orientados a mejorar la competitividad y el desarrollo científico y tecnológico”, y más bla, bla, bla.

Siete años más tarde, en el 2014, los gobiernos de Ecuador y Bolivia invocaron al resto de países promotores de la iniciativa a dar pasos hacia la reactivación de la entidad, cuya sede paradójicamente está, según el acta constitutiva, en Caracas. En ese año, el ex canciller Ricardo Patiño anunció que Ecuador aportaría con USD 8 millones.

Transcurridos dos años de esa invocación, en el 2016 se anticipó el inicio de las pre operaciones y en noviembre se designó, en la sede de la Unasur en Quito, al uruguayo Pedro Buonomo, como Presidente Ejecutivo del Banco del Sur. Lo último que se conoció de él fue que la justicia de su país lo incluyó en una indagación por presuntas irregularidades en préstamos otorgados por un fondo de desarrollo, durante el gobierno de José Mujica.

Ahora que Ecuador anuncia su salida de la Unasur es el momento de hacer un balance de todas estas instancias en las cuales se usaron recursos de los ecuatorianos. No solo se trata de recuperar el edificio; también hay otras entidades que se crearon en esa ‘aventura’ de integración sudamericana. 12 años después del sainete del Banco del Sur, en el balance no se registran beneficios reales para el país.