La Ley de Fomento Productivo no solo es un espaldarazo a los empresarios. También establece un marco legal para que los deudores de las entidades públicas tengan facilidades para cumplir sus obligaciones. Sin embargo, conforme se muestran las cifras, los datos sorprenden: 202 972 empleadores adeudan al IESS; 1,4 millones de contribuyentes deben al SRI por impuestos vehiculares; 611 085 personas tienen cuentas pendientes por infracciones de tránsito; 6 481 personas tienen pendientes por créditos educativos y así la lista sigue.
A la hora de conocer las razones por las cuales no se han pagado las deudas, las explicaciones se multiplican. Si además se sumaran todas las carteras del sistema financiero público y privado, los datos sorprenderían.
Es indudable que para que crezca una economía es indispensable, entre varios factores, que las personas consuman y que se endeuden para comprar viviendas, autos y hasta soliciten créditos de consumo. Pero la situación se torna compleja si se convierten en obligaciones interminables y las consecuencias derivan en bancarrotas.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) en su informe sobre estabilidad financiera mundial, publicado en octubre del 2017, advierte de un crecimiento de la deuda de los consumidores en América Latina: pasó del 15% en el 2013 al 20% en el 2016. Entre las conclusiones que plantea en ese documento menciona que ese incremento de las deudas puede debilitar el crecimiento de un país.
Ventajosamente Ecuador no consta en el ranking de países más endeudados de la región. Ese listado lo encabeza Chile seguido por Panamá, Costa Rica, Brasil y Colombia.
De todos modos, por ahora no hay riesgos de sobrendeudamiento y el sistema financiero está sólido. Pero sí se debe priorizar una cultura del ahorro; son pocas las familias que lo hacen, más aún cuando hay innumerables factores que conducen a eso. Pensar en la vejez, por ejemplo. La esperanza de vida cada vez crece. Pero lo primero es salir de las deudas, para que viva más y tranquilo.