Uno de los indicadores que refleja que la economía puede estar en un proceso de recuperación es la recaudación de impuestos. De acuerdo con las autoridades, en los últimos tres meses se ha registrado un crecimiento consecutivo en las contribuciones y eso favorece al Estado, para mejorar sus finanzas.
Entre las razones que explican esta recuperación consta el pago del impuesto del 2% sobre los ingresos generados por las microempresas en 2020, las contribuciones especiales de las empresas y el IVA generado por el consumo, a raíz de las estrategias promocionales que aplicaron los negocios en el último trimestre del año pasado.
Pero no solamente el aporte de los contribuyentes otorga una bocanada de oxígeno a las finanzas públicas. El valor del petróleo también se ha mantenido en aumento en lo que va del 2021; e incluso, en la cotización WTI, referente para el crudo ecuatoriano, el precio por barril ha rozado los USD 60. Conforme los países avanzan en sus planes de reactivación, gracias a la vacunación masiva, se espera que la demanda del hidrocarburo crezca y los precios se estabilicen.
Mientras desde la óptica gubernamental se observa un panorama más optimista en la recuperación pospandemia, que incluso lleva a mencionar que el próximo gobierno ‘no recibirá la mesa servida, pero sí una mesa más manejable’, desde el sector empresarial hay inquietud e incertidumbre. Este panorama no solo es producto del escenario electoral sino de la falta de transparencia en el manejo oficial del plan de vacunación.
Las perspectivas de crecimiento de algunos sectores industriales, sobre todo de los que demandan mano de obra presencial, esperan que ese proceso de inmunización se agilite y de allí el pedido insistente, conjuntamente con los municipios, de permitir ser parte del proceso de compra e importación de las dosis.
Los trabajadores deben gozar de todas las seguridades, para que en sus puestos de trabajo no se contagien. Y, con medidas de protección, se puede pensar en generar empleos.