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Es una columna que analiza la situación y los desafíos de las empresas, las pymes y los emprendimientos en el contexto económico ecuatoriano e internacional. Otros artículos del autor: http://bit.ly/xBasantes Twitter: @XAVIERBAS

Xavier Basantes

Lic. en Comunicación, U. Central. Posgrado en periodismo en U. Andina y diplomado en gestión empresarial del Tec de Monterrey. Periodista económico. Del 2009 - 2016, Editor de LÍDERES. Exeditor de El Comercio TV; ahora Macroeditor de Proyectos Multimedia.

Feriado bancario y sus secuelas, 20 años después

Uno de los capítulos más difíciles de la historia económica del Ecuador se vivió hace dos décadas. Para esa época se habían acumulado una serie de problemas en las finanzas públicas y en el sector privado, que tuvieron su máxima expresión en el ‘crack’ financiero. Una muestra de ello: entre diciembre de 1998 y diciembre de 1999 cerraron 17 entidades.

Procesos judiciales que no terminan, balances de activos que no aparecen, acreedores que perdieron la vida en medio de sus eternas luchas por recuperar los ahorros de toda su vida, son parte de ese balance que, 20 años después, no se cierra. En el debe y el haber, todavía hay asuntos que no cuadran.

Uno de ellos se refiere al destino de centenares de activos que quedaron en poder del Estado, tras la incautación de bienes que estaban en manos de los bancos quebrados. Muchos negocios y propiedades se quedaron sin producir, tomando en cuenta que el Estado es un pésimo administrador. Aún hay muchos bienes que ocasionan gastos.

Pero en ese ejercicio de colocar las piezas dentro del rompecabezas para identificar a los responsables de esta quiebra hay decisiones políticas que llevaron a realizar cambios estructurales en la administración pública. El hecho de aprobar una nueva Constitución, un año antes del feriado bancario, e incorporar disposiciones transitorias para enfrentar crisis financieras, genera dudas sobre los verdaderos intereses que auparon decisiones como aquella de crear la Agencia de Garantía de Depósitos (AGD).

Entre las notas aparte que se pueden sacar a limpio luego de esta dolorosa experiencia está el hecho de que el efectivo control al sistema financiero es lo que puede evitar que existan malos manejos administrativos en los bancos. Además, que el rol del Estado debe apuntar a velar siempre por los derechos de los depositantes y hacer cumplir los deberes de los accionistas, en el marco de la ley vigente.

20 años después del feriado ahora hay un sistema financiero más sólido, pero nunca está demás la efectiva supervisión técnica.