Esa fue una de las declaraciones que emitió el representante del Fondo Monetario Internacional en Ecuador (FMI), en una comparecencia esta semana a la Comisión de lo Económico de la Asamblea. Lo hizo en el contexto del análisis que hace el Legislativo al reciente acuerdo suscrito con el multilateral.
En ese sentido, una de las recomendaciones que hace el organismo para reducir el déficit es promover una reforma tributaria que le permita al Fisco obtener más ingresos. La propuesta gira en torno, básicamente, a ampliar la base imponible y revisar las exenciones, que entre el 2008 y 2018 pasaron de USD 2 303 millones a 5 756 millones.
Pero no solo el FMI alienta la revisión de esas exenciones, incentivos y exoneraciones relacionadas con el impuesto a la renta. Estudios especializados advierten que empresas grandes y medianas se han beneficiado más de su aplicación y eso provoca distorsiones frente a las micro y pequeñas, con un menor músculo financiero. Un asunto que también se añade al debate es la revisión de la devolución del IVA, para determinar si efectivamente genera o no un impacto positivo en la economía nacional.
¿En momentos en los cuales la crisis impacta con fuerza en todos los bolsillos es necesario revisar los impuestos? La respuesta dependerá de los acuerdos que se puedan alcanzar en las mesas de trabajo que desea impulsar el nuevo Ministro de Economía, para plantear una reforma tributaria de consenso.
Si se concreta esta revisión de exenciones, tal como lo plantea el FMI, Ecuador habrá rozado el umbral de las 40 reformas tributarias en la última década. Los impuestos indudablemente inciden en la toma de decisiones porque pueden cambiar los parámetros de consumo, estimular el ahorro y, algo que es clave en momentos como este, incidir en las nuevas inversiones que podrían llegar al país.
El debate sobre esta eventual reforma recién comienza. Lo clave será tratar de definir, en el corto o mediano plazo, el horizonte tributario en el que se sustentará la política económica.