Ha transcurrido el primer mes del gobierno de Guillermo Lasso y las prioridades en este lapso se han concentrado en acelerar el plan de vacunación, designar a su equipo de colaboradores y dar los primeros acercamientos con aquellos sectores que le permitan tener gobernabilidad, durante los próximos cuatro años.
Sin embargo, uno de los ámbitos de mayor interés para ir en el camino de la reactivación tiene que ver con la presentación del plan económico. En campaña electoral, el compromiso del actual Mandatario fue comenzar su administración con la definición de los ejes que hagan sostenible el financiamiento del gasto público y su repercusión en el desempeño del sector privado; esto, con el propósito de generar más empleos.
El primer paso para avanzar hacia esos objetivos -se dijo- era definir el alcance de un proyecto de reforma tributaria. Por ahora, lo único que se han vertido desde las autoridades económicas son apreciaciones conceptuales del ‘deber ser’ de la política tributaria, pese a que se requieren acciones urgentes como aquello de revisar el pago del impuesto a los ingresos de las microempresas.
Si bien la definición de un proyecto de reforma tributaria también implica monitorear el ‘timming político’ -más aún cuando se requieren los votos en la Asamblea-, y además, buscar consensos con los sectores involucrados, es imprescindible avanzar en las definiciones. Sobre todo, porque en los anuncios iniciales del Ejecutivo también se menciona impulsar una reforma arancelaria y obviamente ese impacto se debe tener en cuenta a la hora de establecer las necesidades de ingresos de la caja fiscal.
Pero no solo es la reforma tributaria. En la elaboración del plan económico también debe considerarse el escenario de una focalización del subsidio a los combustibles y su incidencia en el desempeño de sectores como el de la transportación pública, cuyas amenazas de paralización del servicio son latentes.
Prácticamente el primer semestre ha transcurrido y los indicadores muestran que la situación del país sigue en niveles críticos. El más reciente, difundido por el INEC, señala que la tasa de desempleo se ubicó en 6,3% en mayo, la peor cifra desde enero pasado, cuando comenzaron a publicarse los indicadores mensuales del mercado laboral.
Por supuesto, el Gobierno recién asumió funciones el 24 de mayo y además ese mes hubo confinamiento los fines de semana, con el consiguiente impacto en el desempeño de la economía.
En los primeros 30 días se han emitido decretos que apuntan a impulsar la competitividad, como el Nro. 68, que busca ‘Declarar política pública prioritaria la facilitación del comercio y de la producción, la simplificación de trámites y la agenda de competitividad’.
El país y los agentes económicos están a la expectativa de conocer con más detalle la hoja de ruta en estos 100 días. Es el momento de definiciones e ir más allá de las frases de campaña: “Nuestro proyecto se centra en crear un Ecuador de oportunidades. Vamos a fortalecer la economía y a crear los empleos que durante estos años se han perdido”.