El Gobierno quiere concretar en el corto plazo su incorporación a la Alianza del Pacífico. Entre los pasos que debe cumplir para lograr esa meta es alcanzar acuerdos comerciales con los países miembros de ese bloque.
Con Chile se desarrollan las negociaciones, en 11 mesas de trabajo, para concretar un convenio de modernización del actual Acuerdo de Complementación Económica (ACE) 65. Esto también permitirá a Ecuador incluir a sectores como telecomunicaciones, comercio electrónico, comercio de servicios, pymes, medioambiente.
Con México se ha planteado un cronograma de negociaciones que arrancará en octubre y, si todo va bien, concluiría en diciembre. La meta oficial es sellar este convenio en el primer trimestre del 2020.
Con este país se advierten más oportunidades para la exportación de camarones, rosas, flores, banano, café, mango, y chocolate. Al contar con un mercado de 125 millones de habitantes se convierte en un destino atractivo para los productos ecuatorianos.
Si bien hay procesos de desgravación arancelaria, como en toda negociación comercial, un eventual acuerdo con los mexicanos preocupa a sectores relacionados con la metalmecánica, textiles, vehículos y otras ramas de la manufactura. Los problemas derivados de la falta de competitividad, como consecuencia de los costos de producción, aranceles a las importaciones de materias primas, insumos, limitan las posibilidades de conquistar esos y otros mercados.
La competitividad es un tema que no pesa en la agenda oficial. Si Ecuador concreta estos acuerdos en el 2020, como es de esperar, la industria nacional no solo tiene el reto de competir y adaptarse a esos mercados. También constan los nuevos desafíos que plantea el Foro Económico Mundial para la nueva década. Entre ellos: dominar la nueva lógica de competición, diseñar las organizaciones del futuro, lograr la innovación y la resiliencia a través de la diversidad, entre otros. El camino es bastante complejo, pero hay que avanzar.