Lo que callamos los 'tatuados'
Estamos en 2023 y la gente nos sigue mirando como animalitos raros. En menos de un mes, tres personas se pronunciaron al respecto. ¡Ajá! Sobre los 'tatuados'.
La primera: "Juanito -nombre inventado- me gusta. No se porta bien, pero al menos no tiene tatuajes".
¿Imaginan mi expresión?
La segunda: "Un día fui al parque con mi perrito y de pronto veo a un perro sin collar. Iba a reclamar, pero volteo a ver y me encuentro con un mal encarado con tatuajes".
El tercero: "Creo que los tatuajes te dañan la piel. En serio, ¿quieres más?".
A la primera persona le fue indiferente el tatuaje de mi cuello. No es una estrella fluorescente, pero obviamente se nota. La segunda me regresó a ver, se fijó en el tatuaje de mi brazo, y complementó su oración con: "Disculpa, disculpa. Es que además tenía algo como una manopla en la mano".
¡Lo que callamos los 'tatuados'! Los tatuajes datan de muchísimos años atrás. Eran parte de rituales milenarios. Lastimosamente, algunas personas se quedaron con esta parte: es el 'outfit' de la gente mala.
Para aquellos que siguen con la venda en los ojos, les cuento que hay personas malvadas con un lienzo impecable. Ahí están los políticos y ese Juanito, el 'crush' de amiga, que se comporta como un verdadero cavernícola. No les daré más detalles porque esa historia es para sentarse a llorar.
Y sí, claro que quiero plasmar más arte en mi lienzo. Para evitar daños en mi piel recurro a profesionales; y es que en este país, como en el resto del mundo, supongo, hay decenas de principiantes sin escrúpulos. Mi artista es maravillosa.
El año pasado cubrió dos dibujitos que me hice cuando era adolescente. Tenían un significado poderoso, que por suerte es parte del pasado. El nuevo tatuaje también tiene su historia. Y es que eso, precisamente, plasmamos en la piel las personas que amamos ese arte. Por ahí leía que son parchesitos para contener el alma dentro del cuerpo. Coincido al 100%.
Seguro quieren saber sobre mis otros tatuajes. Les contaré sobre el que tengo en el cuello: es un tribal. ¡Listo!
Oigan y es que eso también resulta un poco cansón. La gente, sin consultar, te toma del brazo, por ejemplo, y pregunta sobre el significado. Amigos, es personal. Si quisiéramos difundir el mensaje escribiríamos una leyenda junto al arte. Tengan un poquito de tino. Hay tatuajes cuyas historias queman el alma. Y bueno, si alguien sigue insistiendo respondamos así: "Significa que tengo dinero (risas)". Eso también lo leí por ahí.
A pesar de esos momentos, me alegra desenvolverme en un círculo de gente con mente abierta. Tolerancia total en mi grupo de amigos, en mi familia y en mi trabajo.
Como dato curioso les cuento que hace 15, cuando llegué a mi actual trabajo, acudí a la entrevista con un pañuelo en el cuello. Tenía miedo de que me 'cancelaran'. Me pasó a los 19 años, cuando un manager de un centro de entretenimiento familiar se fijó en el tatuaje de mi brazo. En la fase final, luego de rendir las pruebas con éxito, me dijo: "Tienes tatuajes. Lo siento. El dueño de esta empresa es judio. No puedo contratarte".
Sentí una pena enorme, pero comprendí. Ahí hay otra historia, igual de poderosas como las que llevo plasmadas en mi lienzo. ¿Qué opinan ustedes?
Los leo en pgavilanes@elcomercio.com