¡SOS! La casa me quedó chica; busco familia para la MisaMisa
¿En serio creen que sería capaz de deshacerme de mi princesa? ¡Jamás! El titular fue para atraer su atención y, este blog, para crear un poco de consciencia.
La semana pasada ingresé a Facebook -una de las redes sociales más espantosas del mundo; yo la tengo solo por trabajo- y me encontré con una publicación que me partió el corazón y me sacó un par de palabrotas.
Un contacto buscaba una familia amorosa para su perro, un peludito apapachable. ¿Su excusa? "La casa me quedó chica", escribió. ¿Es en serio? Porque la casa te quedó pequeña ¿le buscarías una familia amorosa a tu hijo o tu abuelo? ¡Qué triste!
Cuando adoptas -o en tu caso 'amiga' que pagaste por esa compañía peluda- estás 'obligada' a satisfacer sus necesidades: amor, comida, veterinario, croquetas y uno que otro juguete. La MisaMisa se entretiene un montón con las ligas para sujetar el cabello; le fascinan. ¡Mínima inversión!
Cuando damos el gran paso debemos entender que se trata de un ser vivo y no de un objeto que con el tiempo se volverá desechable. Me cuesta creer que lo disfrutaste por más de 10 años y ahora simplemente le buscas una familia "amorosa"; al menos eres consciente de que tu familia no cumple con esa característica.
Algunos de ustedes dirán: "pero al menos le busca casa. Podría dejarlo en la calle". Ese no es el punto ni la idea de este blog. Quiero que entendamos que los gatos, perros, conejos y más peluditos merecen ser tratados con megadosis de mimos; son seres mágicos. Nos sacan sonrisas y hasta carcajadas. Los perritos incluso se convierten hasta en enfermeros 24/7; jamás se separan de sus tutores.
Yo jamás tuve un peludito hasta inicios de mayo de 2021; sí, la MisaMisa ya cumplió un año junto a dos personas que la aman, que la apapachan mientras ella intenta mantener sus uñas bajo llave; y es que la MisaMisa también se derrite por nosotros. De eso estoy completamente segura. Ella es la gatita más especial del mundo.
Como la mayoría sabe, la encontramos dentro de un tacho de basura, donde algún humano desalmado o desalmada la dejó. Le tomó un día ganarse mi corazón: no veía ni caminaba bien. Cuando corría terminaba en el suelo porque no controlaba el movimiento de su cadera. Era izquierda, derecha y al piso.
Desde ese día somos inseparables. Por eso me duele tanto ver ese tipo de mensajes. Y no 'amiga', no es por tema de vivienda, es por falta de humanidad. Imagina la cara de confusión de tu peludito. Cierra los ojos e imagínalo esperándote detrás de la puerta. Los animales son superinteligentes. Ya que la casa te quedó chica, te sugiero decirle al oído que sí, que algún día lo amaste. Pídele perdón. Él te entenderá, ¡yo no!
Amig@s, con estas líneas no buscó juzgar a nadie; solo pido que antes de adoptar o comprar piensen en todo lo que implica cuidar a un ser vivo. Hagan una lista. Si observan que no pueden cumplir con algún punto, entonces desistan.
Que tengan un grandioso junio
Los leo en pgavilanes@elcomercio.com
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