Respirando Bienestar

Un espacio para hablar del bienestar que genera la práctica del ejercicio y la alimentación saludable en nuestro día a día. Aquí no hay espacio para solo el atún y la lechuga.

Paola Gavilanes. Blog Respirando Bienestar

Paola Gavilanes

Licenciada en Comunicación Social por la U. Central del Ecuador. Colabora con Grupo EL COMERCIO desde el 2007. Trabajó en la sección Deportes, Tendencias y Construir. Ahora escribe sobre BIENESTAR. Deportista aficionada y amante de la comida hecha en casa.

¿Robot sexual, 'sexting' o autoplacer?

El 'sexting' resulta peligroso cuando compartes fotos y videos con desconocidos. Foto: Pexels

Después de abordar el tema con mis amigos en un viaje relámpago a la playa finalmente me decidí a escribir. Se trata de un asunto 'candente' -literal-, pero que definitivamente amerita tratarlo. Por favor evitemos escandalizarnos.

No lo socializamos porque estamos llenos de prejuicios, preocupados por el qué dirán. El 'temor' o la 'penita' es tal que celebramos los 30 o 40 años sin haber explorado todo nuestro cuerpo.

Cuando alguien nos insinúa si recurrimos al autoplacer, por ejemplo, los ojos se nos desorbitan, cambiamos de tema; nos volvemos 'locas'. Entiendo que tratar el tema es más sencillo entre los varones.

Cuando una amiga me lo sugirió estuve a un paso de santiguarme. Y cuando un amigo me lo preguntó le dije: ¿estás loco? Al final...; me pareció aburridísimo. Y es que, para eso, precisamente, tenemos esa alternativa a la mano; para descubrirnos.

Antes de continuar quiero dejar claro que las relaciones humanas 'face to face' serán de largo mis favoritas. No hay nada -absolutamente nada- que reemplace las caricias y los besos. Ni siquiera Henry.

¿Henry? A eso voy. Henry es un robot sexual con un montón de cualidades: está súper regio, recita poemas y, por si fuera poco, bromea y dice frases románticas.

Yo quiero uno de esos les dije a mis amigos y ahí empezaron las dos horas de debate. Pablo está en contra de la idea de adoptar un robot (en su caso, una muñeca); dijo que es una aberración. Patty lo pensó, sobre todo, cuando escuchó un poco más de las cualidades de ese famoso robot.

En realidad, yo levanté la manito a manera de broma, pero ahora que lo pienso creo que puede ser una alternativa para las personas que decidieron frenar las relaciones humanas; es que a veces resultan tan agotadoras,
complicadas y desgastantes.

Cuando pasa eso una solo quiere hacerse 'bolita' y meterse debajo de las cobijas, pero claro está que el deseo sigue vivo; hombres y mujeres 'quemamos' por igual. Y, antes de pactar una cita con un extraño ¿no será buena idea tener a un Henry en el armario? Ahí les dejo la incógnita.

Muchas veces nos gana el deseo, porque somos seres de carne y hueso, y terminamos en inmersos relaciones pasajeras, que otra vez, nos absorben energía. En países desarrollados, donde abunda gente de mente abierta, las muñecas sexuales son un 'boom'. Contribuyen a una buena salud mental.

Comprobado está que los orgasmos, por ejemplo, ayudan a conciliar el sueño. Nos ponen de buen humor porque durante ese acto liberamos endorfinas. Seguro ustedes saben de lo que hablo.

A mí personalmente me agrada Henry, pero se me haría súper raro tener a un hombre escondido en mi armario (jaja). Tampoco tengo los USD 15 000 que se requiere para completar la transacción. Antes de que empiecen a navegar en la Internet les adelantó que este famoso robot no llega a Ecuador.

Por otra parte, también se me hace aburrido recurrir a uno de esos consoladores que venden en los 'sex shops'. Así que definitivamente yo optaría por el 'sexting', obviamente con una persona de confianza y con la que sienta ese 'clic'.

Sobre esta práctica se dice mucho. Coincido en que resulta peligrosa cuando compartes fotos y videos con desconocidos. Por eso insisto en que la clave está en elegir a la persona adecuada. Tal vez con él o ella baste una llamada telefónica convencional; nada de cintas ni 'selfies'. Gaby, otra amiga, dice que la solución está en taparse el 'rostro' (jaja) durante la sesión fotográfica.

¿Qué piensan ustedes? ¿También se santiguaron?
Los leo en pgavilanes@elcomercio.com