Respirando Bienestar

Un espacio para hablar del bienestar que genera la práctica del ejercicio y la alimentación saludable en nuestro día a día. Aquí no hay espacio para solo el atún y la lechuga.

Paola Gavilanes. Blog Respirando Bienestar

Paola Gavilanes

Licenciada en Comunicación Social por la U. Central del Ecuador. Colabora con Grupo EL COMERCIO desde el 2007. Trabajó en la sección Deportes, Tendencias y Construir. Ahora escribe sobre BIENESTAR. Deportista aficionada y amante de la comida hecha en casa.

Los gimnasios son parte de la solución. ¡Que abran sus puertas!

La obesidad, después de la edad, es el principal factor de mal pronóstico durante la infección por covid-19, según la Sociedad Española para el Estudio la de Obesidad. Foto: Pexels

La obesidad, después de la edad, es el principal factor de mal pronóstico durante la infección por covid-19, según la Sociedad Española para el Estudio la de Obesidad. Foto: Pexels

El 12 de marzo del 2021 se cumplió un año desde que dejé de asistir a mi gimnasio. Fue a raíz de la emergencia sanitaria. En el Balance -así se llamaba mi 'templo'- llevaba entrenando tres años.

El 14 de febrero del 2020 -seducida por el sorteo de una TV- pagué mi membresía anual. Al final todo lo canjeé por implementos para activarme en casa.

Desde ese momento, la sala, el dormitorio y hasta el cuarto de estudio se han convertido en mis centros de acondicionamiento. Sigo aislada a pesar de que el 8 de octubre del año pasado los gimnasios obtuvieron el visto bueno de las autoridades para reabrir sus puertas.

La verdad es que muero por ir a uno de esos lugares, pero he preferido seguir en casa por varias razones. La principal es que me quedé sin gimnasio. Ese centro -al igual que muchos otros- no resistió la paralización de actividades. Después, porque luego de varios años de entrenamiento he creado hábitos; puedo -por ejemplo- activarme en la comodidad de mi hogar sin necesidad de contar con un entrenador o con un compañero repitiendo el famoso ¡sí se puede, sí se puede!

Pero ¿qué pasa con las personas a las que les cuesta entrenarse en casa? Conozco a muchos hombres y mujeres que se levantan de la cama únicamente motivadas por el entrenamiento en equipo. Es que es tan chévere ver cómo todos vencen obstáculos y con el paso del tiempo se ponen más y más fuertes. También disfruté de aquello en los primeros años.

Por esa razón -precisamente- me parece absurdo que los gimnasios se mantengan con las puertas cerradas. Es necesario entender que la práctica del ejercicio ayuda a mantener una buena salud física y mental; en resumen, que levantar peso, saltar la cuerda, hacer bicicleta estática y más fortalece al sistema inmunológico. Y que el sedentarismo aumenta el riesgo de padecer enfermedades como el sobrepeso, obesidad, diabetes, hipertensión. Les estamos cerrando las puertas a personas que luego de meses de pasar aislados en casa finalmente se animaron a inscribirse en un gimnasio para elevar las defensas y, en caso de pescar el famoso covid-19, para salir bien librado de la batalla.

¿Qué vayan al parque? Es una alternativa, pero sucede que allí muchas personas se pasean sin mascarilla. Las más 'osadas' escupen. A otras les vale el distanciamiento. Desde octubre del 2020 me he dedicado a observar cómo trabajan varios centros de acondicionamiento: tres lugares donde se practica crossfit y un gimnasio tradicional para ser más específica.

¿Adivinen? Se cumple con el distanciamiento. Luego de la devastadora paralización, los propietarios se esforzaron por dotar de alcohol y de gel a sus socios. También insisten en el uso de la mascarilla. Al final de cada práctica piden desinfectar los implementos y luego de cada clase se fumigan las instalaciones.

La obesidad, después de la edad, es el principal factor de mal pronóstico durante la infección por covid-19, según la Sociedad Española para el Estudio la de Obesidad. Foto: Pexels

A veces es necesario mirar más allá de la punta de nuestra nariz. Lo que sí está mal y hay que denunciar son los encuentros entre amigos y entre familiares lejanos. Vivimos una época marcada por un virus que ha cobrado la vida de millones de personas alrededor del mundo y todavía nos negamos a cumplir con las medidas básicas para evitar más contagios.

Por cierto, no existe evidencia que demuestre que los gimnasios son focos de infección. Conozco a varios deportólogos que ahora mismo realizan una campaña desde sus trincheras para que la gente se active.

En serio les preocupa el tema del sobrepeso, una enfermedad que según la Sociedad Española para el Estudio la de Obesidad es el principal factor, después de la edad, de un mal pronóstico durante la infección por covid-19.

Y a pesar del golpe que representa el nuevo cierre de estos centros de acondicionamiento -donde hay que pagar agua, luz y más- sus propietarios hacen lo propio para animar a sus socios a seguir moviéndose. ¡No quiero que te enfermes hermano, muévete! Les repite a diario uno de ellos.

¿Qué opinan ustedes?