'Bichotas', tórtolos y más: ¿Adivinan dónde estoy?
Muchas personas creen que en los gimnasios solo se hace ejercicio. La realidad es que se hace de todo: se conversa, se entablan nuevas amistades, se pactan encuentros para celebrar el logro de una u otra persona. Foto referencial: Pexels
Son las 17:00 de un lunes de junio del 2021. La música de la colombiana Karol G se escucha 200 metros a la redonda. El tema El Makinon se repite una y otra vez.
Las notas musicales se escapan de una construcción industrial, edificada con ladrillo y estructura de acero. Adentro, una mujer entona el coro de ese 'hit': "Desde chamaquita rompiendo la ley (la ley). El DM explotado, pero es que no hay break. Nos comimos hoy, mañana replay".
Mientras canta se mira al espejo: primero de frente y luego de espaldas. Verifica que sus caderas estén en su puesto y regresa a la posición inicial; mueve su cabello de un lado a otro. Ahora sí empieza el perreo: una mano en la rodilla y la otra en la cadera, y hasta abajo.
Las personas que están a su alrededor la observan detenidamente. Unas fingen que no, pero están atentas a cada uno de sus movimientos. En realidad, vigilan todo lo que sucede en el interior de ese lugar. Ella lo sabe y otra vez insiste con el verso: "Desde chamaquita rompiendo la ley (la ley). El DM explotado, pero es que no hay break. Nos comimos hoy, mañana replay".
Entre los observadores está una chica. Mira a su par. Al inicio quería que se detuviera y que hiciera silencio, pero se resignó y ahora hasta se divierte con esas ocurrencias. Pese al ruido se concentra en cumplir al pie de la letra con su tarea. Empieza a subir y bajar gradas.
En ese lugar todas las personas utilizan mascarilla, a excepción de una señora que al parecer se cree la Mujer Maravilla. Ojalá -dice la joven que sube y baja gradas- no tenga covid-19. Otra vez se distrae. Desearía tocar el hombro de la infractora con su dedo índice y recordarle que el mundo soporta una pandemia que ha matado a miles de personas y que está, al igual que el resto, obligada a colocarse adecuadamente el barbijo. Y es que en realidad sí lleva la mascarilla, es una quirúrgica, pero se la pone en la quijada. Asegura que, si se tapa la nariz y boca, se ahoga. ¡Entonces que se quede en casa!
Todos la miran, pero a ella le da igual. No se inmuta. Para reprenderla, la joven que se desconcentra con facilidad se aleja abruptamente cuando se cruzan en el camino.
Es complicado concentrarse cuando el riesgo de contagio está en el ambiente, pero una vez más lo consigue y vuelve a subir y bajar las gradas; son tres pisos en total. En la segunda planta están los tórtolos: además de sudor también se respira amor en el ambiente.
Pero eso es escena cotidiana, así que todos pasan a su lado como si nada ocurriera mientras ellos, los enamorados, se abrazan y besan, y hasta se sientan uno sobre otro. Son alrededor de 90 minutos de mimos.
¿Descubrieron el lugar? Pues no, no se trata de un bar o de una discoteca. Se trata de un centro de acondicionamiento.
Muchas personas creen que ahí adentro solo se hace ejercicio. La realidad es que se hace de todo: se conversa, se entablan nuevas amistades, se pactan encuentros para celebrar el logro de una u otra persona. Si no fuera por la Mujer Maravilla, todo estaría en orden, porque hasta la chica fan de Karol G le da color a los entrenamientos.
Y sí, adivinaron. Yo soy la chica que se desconcentra con facilidad. Y las gradas forman parte del plan de entrenamiento para recuperar resistencia y fuerza. Luego de 15 meses, finalmente regresé; me inscribí en un nuevo templo.
¿Con qué personaje se identifican?
Los leo en pgavilanes@elcomercio.com
https://ec.mediatiquepress.com/blogs/respirando-bienestar/reprogramamos-infierno.html