Completen la frase con lo primero que se les venga a la cabeza. Empiezo yo: para aprender a manejar, para sacar la suficiencia de inglés, para practicar pole dance, para cruzarme el Lago San Pablo, para tomarme unas fotos sexis.
Todo eso integra mi lista de cosas que debo hacer antes de despedirme de este mundo. ¡Cada uno con sus prioridades!
Nunca es tarde, aunque el mundo te diga lo contrario; ajá, ni para posar frente a una cámara. Ahorita estoy concentrada en perfeccionar mi inglés. Luego de ordenar mis finanzas me inscribí en unos de los mejores institutos del país; está avalado por la Embajada Americana. En dos ocasiones culminé mis estudios en esos centros de garaje que abundan en la ciudad y ya ven lo que ocurrió. ¡Nada! En realidad, hablo y entiendo, pero me falta fluidez.
El curso contempla 10 niveles y cada uno dura 10 semanas. El nivel 0 me resultó extremadamente demandante; se trataba de una fase de nivelación con un teacher nativo. La primera semana terminé con dolor de cabeza. Luego, mi cerebro se adaptó y pasé el primer escalón con un “¡Good job, Paola!”.
Me encantó porque en cada clase el profesor nos ‘obligaba’ a participar; también realizábamos pruebas escritas y orales, y hasta grabamos videos. Una forma divertida de perder el miedo y ganar seguridad; ahora ya canto -tarareo- en el idioma universal sin sonrrojarme tanto . Antes de inscribirme alguien me dijo: “¿Seguro quieres estudiar? Es más fácil cuando somo niños”.
¡Gran novedad! Pero si te concentras y te esfuerzas la edad es lo que menos importa. Ahora yo le digo: “Mira. Pasé al siguiente nivel y con uno de los mejores puntajes”.
Si ustedes están barajando opciones les invito a decidirse en este momento por alguna de esas. Hace poco una compañera de trabajo subió una historia a su Instagram: aprendió a montar bicicleta. Me emocioné tanto porque estaba feliz; le brillaban los ojitos.
Es posible que en algunos casos nos tomé más tiempo aprender, pero lo vamos a lograr. Confiemos en nosotros y en el proceso. Mientras estemos con vida intentemos por todos los medios ir saldando nuestros pendientes.
¿Sobre las fotos? Solo estoy buscando el atuendo adecuado -risas-; la verdad es que esperaba el momento perfecto: cero grasa corporal y mucho músculo. Pero hasta que ese día llegue… ¡Madre mía! Hasta que logre gustarle a todo el mundo… ¡Madre mía! Las quiero ahora y con todos mis michelines, rollitos, boyitas, pliegues… como los quieran llamar.
Otra vez, la vida es tan cortita que no vale la pena ‘torturarnos‘ con la pregunta: ¿Y si lo intentaba? Mejor intentemos e intentemos hasta lograr la excelencia o al menos hasta quedar satisfechos.
Después del curso continuaré con mis clases de manejo. Si observan un auto con el cartel ‘Paola a bordo’, por favor tengan mucha paciencia; miren que los accidentes en las carreteras se dan por gente acelerada, y estoy convencida de que ustedes mis amigos son pura paz y amor.
¿Qué pendiente van a quitar de su lista?
Los leo en pgavilanes@elcomercio.com