Con el propósito de deshacerse de esos kilitos extras, decenas de personas inician su día tomando un vaso de agua tibia con limón. Mientras la beben, coquetean con el espejo a la espera de algún milagrito.
Un día, una semana, un mes… ¡No pasa nada! Y es que mientras primen el sedentarismo y las dietas desequilibradas –altas en azúcar y grasas saturadas-, hombres y mujeres mantendrán sus medidas y ese exceso de grasa que tanto les molesta.
El agua tibia con limón es uno de los tantos mitos que circulan en las redes sociales disfrazados de verdades. Son socializados por modelos o por motivadores, y desmentidos, por supuesto, por expertos en nutrición que, para concientizar a la gente, comparten memes con frases como la que inicié este texto. Hay otro muy bueno que dice: el agua con limón adelgaza solo si el limonero está a 20 kilómetros de tu casa.
El brebaje no quema grasa, pero sí puede causar serios problemas a las personas que sufren de gastritis, por ejemplo. También puede alterar el pH del estómago y dañar las piezas dentales.
Sobre este tema, el diario El Español publicó un extracto de una entrevista realizada al dietista-nutricionista Juan Revenga. “Si el agua con limón verdaderamente tuviera innumerables beneficios, con lo barato que es el sistema y la escasez de problemas colaterales, ¿cómo es posible que ni un solo servicio sanitario público, ni una sola administración sanitaria del mundo desarrollado lo tiene implantado como uno de sus protocolos en personas hospitalizadas?, ¿cómo es que tampoco aparece en ninguna recomendación oficial?”.
Por eso, antes de tomar como verdad una información difundida en redes sociales por los famosos ‘influencers,’ es necesario consultar con un especialista.
El experto, en función de nuestros objetivos y preexistencias, determinará la mejor alternativa, que seguramente será una que no debilite a nuestro sistema inmunológico.
El limón posee micronutrientes como las vitaminas C y A, minerales como el potasio y magnesio, y antioxidantes que pueden ser aprovechados para elaborar una limonada o una ensalada, pero como parte de un plan de alimentación equilibrado.
El limón contiene vitamina C, pero hay otras frutas con cantidades más significativas, como el kiwi y la guayaba. Foto: Pexels
Otra vez, recordemos que todo exceso es malo. Para obtener esos mismos nutrientes podemos recurrir a frutas como la toronja, la mandarina, la naranja, el kiwi. Todas esas, al igual que el limón, contienen fibra, sustancia necesaria para el correcto funcionamiento del organismo.
La gran diferencia es que una persona sí puede comerse una naranja grande sin ningún problema, mientras que la ingesta de dos o tres limones resulta una verdadera hazaña.
Con la ingesta adecuada de fibra se reduce el riesgo de padecer el molesto estreñimiento y se garantiza la sensación de saciedad por más tiempo.
¿Qué pasa cuando nos sentimos llenos? Evitamos picar durante todo el día y eso sí que nos ayuda a reducir medidas.
Recordemos también que no existe un ejercicio o un alimento natural que actúe sobre una zona específica del cuerpo. Somos un todo. Por eso, cuando nos entregamos a la práctica de una determinada actividad física el esfuerzo se refleja en nuestras piernas, en nuestro abdomen y hasta en nuestra cara; ¡adiós papada!
Así también es cómo actúan los diferentes nutrientes en nuestro cuerpo. Al ingerir alimentos ricos en antioxidantes, por ejemplo, luciremos una piel, uñas y cabello más saludable.
¿Qué otros mitos locos conocen?
Los leo en pgavilanes@elcomercio.com