Antes de que me pregunten qué tal me fue, quiero contarles que apenas ayer -18 de marzo del 2021- inicié con el reto. La idea ‘loca’ de arrinconar a mi microondas durante un mes surgió luego de una conversación con una doctora especialista en caída de cabello.
Según yo, se me desprenden mil al día; lo normal es que se caigan cien cabellos en el trascurso de las 24 horas. Durante la charla me decía que el cabello se cae por varios factores. El déficit o exceso de vitaminas y el estrés lideran la lista, pero también influyen las hormonas contenidas en los huevos, por ejemplo, y el uso de electrodomésticos como el microondas.
La conversación la tuve el día el miércoles y solo en ese momento fui consciente de las veces que utilizó ese aparato. Lo enciendo para calentar el café de las 12:00, para el de las 14:00 y para el de las 17:00. También para calentar el arroz o la sopa.
Es cierto que todos esos desarrollos tecnológicos nos han facilitado la vida, pero también es cierto que nos hemos vuelto dependientes de determinados electrodomésticos que realmente no nos hacen falta.
Si estamos promoviendo el consumo de alimentos más naturales me suena ahora súper ilógico utilizar el microondas para también quitarle el frío a ciertos alimentos. Yo detesto comer las verduras o las frutas heladas, así que las saco de la nevera y las meto unos segundos en el microondas. Pero entonces no tiene sentido intentar comer productos lo más naturales posible si luego los contamino de esa manera.
¿Cuándo se contaminan? De acuerdo con un informe publicado en la web de la BBC, los alimentos se vuelven nocivos para la salud cuando entran en contacto con los ftalatos, unos compuestos más comúnmente añadidos a los plásticos para hacerlos más flexibles, “y suelen encontrarse en los contenedores de comida para llevar, envoltorios y botellas de agua. Se descubrió que interfieren con nuestras hormonas y sistema metabólico”.
En ese contexto, veamos si resisto, pues luego de la pandemia hombres y mujeres, pero sobre todo las mujeres, tenemos una carga extra de trabajo. En mi caso, antes de la pandemia, cocinaba solo para mí. Me preparaba un filete de pollo o pescado al vapor, los guardaba en mis recipientes y me iba a trabajar.
La idea es evitar el uso del microondas, pero en caso de que surja una emergencia, recuerde utilizar recipientes de cerámica para calentar la comida. Foto: Pexeles
A mi hijo, en cambio, le llegaba un almuerzo con sabor, como decía él. Ahora que estoy en casa me veo obligada a preparar unos platillos nutritivos y seductores al mismo tiempo, que le apetezcan a mi hijo, pues ya no estamos para comprar un almuerzo diario o para pagar a alguien para que cocine.
Definitivamente tienes una carga extra de trabajo y por eso –precisamente- resultan tan útiles esos aparatos. Facilitan la vida y es por eso están en la mayoría de los hogares. Pese a eso, me voy a dar estos 30 días para saber si lo necesito o no. Sé que se me va a complicar el día a día, pero me imagino que es como todo, hasta acostumbrarse.
Nos hemos acoplado a muchas cosas a raíz de la pandemia provocada por el nuevo coronavirus, así que prescindir de un electrodoméstico creo que no será tan grave. ¡Lo vamos a lograr! Hablo en plural porque sé que muchos de ustedes se unirán al reto. Antes hemos realizado juntos el reto de las sentadillas y de los burpees. Juntos también hemos intentado mantenernos hidratados durante todo el día e incorporar más frutas y vegetales a nuestra dieta diaria. Dejemos el microondas durante un mes y veamos los resultados.
¿Qué hacer para optimizar tiempo sin el microondas? Me parece que la única forma es sentarte a comer cuando sirves tu plato o tomar tu café cuando está caliente. Muchas veces la comida se nos enfría por estar pendiente de las redes sociales o de la televisión.
¿Se unirán? Espero que sí.
Los leo en pgavilanes@elcomercio.com