El documental Enmienda XIII, de Ava DuVernay, nos recuerda que el “I can’t breathe” de George Floyd no es el primero ni será el último. La cineasta trazó allí, hace ya tres años, su hipótesis sobre el reciclaje del esclavismo en Estados Unidos a lo largo de las décadas. Este se institucionaliza una y otra vez –sostiene DuVernay– como segregación, como lucha contra la droga, como lucha contra el crimen, como necesidad de una inflación carcelaria o como lo que sea. Se trata de una hipótesis tejida con muchos datos y con muchos sectores involucrados –comunicación, política, negocios, tecnología– a partir de la cual se puede iniciar una conversación. Porque enfrentar un conflicto de esta envergadura fingiendo que el pasado no existe, asumiendo que con cada persona recomienza la historia de la humanidad, no parece ser la táctica más inteligente. Como insinúa una jovensísima Angela Davis en cierto momento: no podemos tener la ingenuidad de hablar de violencia sin antes comprender qué mundos tan distintos trae esa palabra a la mente de cada parte.