Modo Avión

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Ojitos de Luna voló desde Ezeiza a Miami

Ojitos de Luna come el pasto tranquila. Esta yegua permanece calmada mientras a su alrededor se activa un intenso movimiento. El animal está dentro de un pequeño potrero que se encuentra, a su vez, al interior de un avión de carga 747-400 de la aerolínea holandesa KLM.

La gigante aeronave llegó al aeropuerto de Tababela en abril pasado y tiene capacidad para transportar 112 toneladas. Ojitos de Luna empezó su vuelo en el aeropuerto de Ezeiza, en Buenos Aires; llegó a Santiago, voló hasta Quito y su destino final fue Miami.

En esa ciudad estadounidense Ojitos de Luna mostrará toda su fuerza y nobleza en algún club de polo. La yegua no viaja sola. Está acompañada de un veterinario que revisa su estado físico y se encarga de su alimentación durante el trayecto por los aires. Son casi 20 horas dentro del avión, con las escalas respectivas.

Junto al equino, el avión aterrizó en Tababela con medicinas y maquinaria. Y en la continuación de la ruta hacia EE.UU., el caballo tuvo como ‘compañeros de vuelo’ a rosas, frutas y hortalizas.

Los aviones de carga son vitales en la actividad comercial entre países. Son un eslabón clave en el intercambio de bienes. En el caso de Ecuador, el mejor ejemplo son las rosas. Toda la exportación de este producto se va vía aérea hacia EE.UU, Rusia, Holanda, China y otros mercados.

En esta actividad el tamaño de la aeronave sí importa. Por ejemplo, un Boeing 777 puede llevar 80 caballos de polo, similares a Ojitos de Luna. Latam Airlines, uno de los actores de esta actividad, transporta cada año 1 200 caballos desde y hacia EE.UU. Además, entre la carga más curiosa que ha llevado se cuentan 300 tarántulas y 50 escorpiones desde Santiago de Chile hasta Miami. Esta mercadería estaba destinada a una tienda de mascotas en Miami.

También ha llevado jirafas, flamencos, rinocerontes, elefantes, pingüinos y delfines. Todo bajo las mejores condiciones que garanticen el buen trato de los animales.

Los procesos en los vuelos de carga son vitales. El aislamiento y la refrigeración de mariscos, flores, carnes y frutas son importantes. Una determinada temperatura al interior del avión permite mantener la frescura necesaria de productos perecibles, como alimentos y flores.

Ojitos de Luna luce cómoda y lanza una mirada a quienes la acarician mientras come el pasto en compañía de su veterinario. Está lista para continuar su viaje a 10 000 metros de altura. Miami y las carreras de polo la esperan.