Lanzando números

Análisis económico con énfasis en finanzas públicas, comercio exterior, petróleo, empleo, impuestos y empresas. Mi lema: Los números pueden decir cualquier cosa, depende qué números se escojan. Otros artículos del autor: http://bit.ly/CsrSosa Twitter: @cesarA_sosa

¿Cuánta riqueza tienen los ecuatorianos?

La mayor riqueza de una persona no está en los bienes que posea sino en los conocimientos, las habilidades y la salud que acumule en su vida.

Lo mismo se puede decir de los países, pero hasta ahora se sigue considerando que el éxito de una economía está en la riqueza que genera, es decir, en cuánto produce durante un determinado período de tiempo. Y en este sentido, el indicador estrella es el producto interno bruto (PIB), creado por Simon Kuznets a inicios de los años 30.

Desde esa fecha, todos los gobiernos generan estadísticas del PIB y los organismos multilaterales ponen de ejemplo a los países que alcanzan altas tasas de crecimiento del PIB, aunque es difícil deducir el bienestar de una nación a partir de su ingreso.

Para superar las limitaciones del PIB, el Banco Mundial presentó la semana pasada el Índice de Capital Humano (ICH), que evalúa a los países en función de cuánto invierten en sus niños y jóvenes. Si ellos tienen salud y educación de calidad, su productividad aumentará, sus ingresos en el futuro mejorarán, se reducirá la pobreza y se logrará un crecimiento inclusivo.

El ICH refleja la productividad, como trabajador futuro, de un niño nacido hoy, comparada con la de esa misma persona si tuviera salud plena y una educación completa y de alta calidad. Se mide en una escala de cero a uno, siendo uno el mejor resultado.

Según el ICH a escala global, el 56% de los niños que nacen hoy en día perderá más de la mitad de los ingresos potenciales de su vida, debido a que los gobiernos no están haciendo inversiones eficaces para garantizar una población saludable y educada.

Ecuador tiene un ICH de 0,6 y está a la par que Colombia, México, Perú o Uruguay. Eso significa que los niños nacidos hoy tendrán, una vez que sean adultos, el 60% de la productividad que tendrían si se les proporcionara una educación y salud de calidad. Pero también significa que se desaprovecha un 40% de su potencial económico a futuro, lo cual es una alerta para trabajar, sobre todo, en educación.